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Hablando de desarrollo sostenible: saneamiento

Saneamiento por Carlos Alberto Aguilar Meza - Imagen de Andina

Artículo de Carlos Alberto Aguilar Meza

De los 9 Objetivos prioritarios con que cuenta el Plan Nacional de Competitividad y Productividad 2019 – 2030, otro aspecto que se ha visto literalmente desnudado con el transcurrir de la emergencia nacional, han sido las condiciones de saneamiento en que se encuentran las ciudades y poblaciones en general en nuestro extenso territorio. Y es que también este tema se encuentra en calidad de pendiente en nuestra agenda de desarrollo.

Saneamiento básico es el conjunto de acciones que se ejecutan para dotar de servicios de agua, eliminación de excretas y residuos sólidos de una población urbana o rural. Y porque resulta importante la instalación y mantenimiento de condiciones sanitarias en óptimas condiciones de fuentes y sistemas de abastecimiento de agua para uso y consumo humano y la disposición sanitaria de excretas y orina, ¿ya sean en letrinas o en sistemas con arrastre hidráulico?, simplemente porque contar con este servicio básico, nos garantiza salud y salubridad.

Allá por el año 2001, me decía un amigo médico que, si la población tuviera un servicio de agua y desagüe de calidad y si además, esta misma población adquiriera el simple hábito de lavado de manos, se reducirían el 80% de las enfermedades gastrointestinales e infectocontagiosas. ¿Les suena conocido? Por ello, un buen servicio de agua y desagüe nos garantiza reducir riesgos para la salud. Un tema absolutamente vigente en las condiciones actuales de emergencia sanitaria.

El servicio de abastecimiento de agua potable, alcantarillados y desagüe, es talvez, uno de los pocos servicios que se encuentra enteramente bajo la administración publica. El modelo peruano ha establecido una estructura uniforme para brindar el servicio y en la actualidad son 50 Empresas Prestadoras (EPS), que brindan el servicio de agua potable y alcantarillado en el ámbito nacional.

Usando los datos del Ministerio de Vivienda y Saneamiento, quien a su vez basa su reporte en la Encuesta Nacional de Programas Presupuestales (ENAPRESS) del 2018, podemos asegurar que la cobertura de agua global es del 90.3%, de esto 95.3% corresponde al área urbana y 74.4% al área rural. Asimismo, la cobertura del alcantarillado global es de 76.8%, de esto 90.2% corresponde al área urbana y 29.0% al área rural.

Pero estos datos nos relatan de manera general la situación del abastecimiento, sin embargo, más allá de los avances que se observan en materia de inversiones, históricamente existen variables que nos describen de manera mas detallada la real situación de este servicio. Siguiendo con los datos del Ministerio, solo el 51.7% de hogares accede a agua segura de calidad en el área urbana y el 2.6% en el área rural. Tenemos un serio problema de calidad de agua. A esto, debemos agregar una serie de variables vinculadas a la gestión y administración del servicio: todas las redes han ingresado en un franco proceso de deterioro por la escasa ejecución de programas de mantenimiento y operación, los servicios que se brindan en la mayoría de ciudades, solo se otorgan de manera horaria, es decir, no hay continuidad del servicio.

Finalmente, dos variables adicionales, los niveles de facturación fluctúan entre el 49 y 68% del total de la producción, tenemos un grave problema de uso indebido e informalidad, así como de gestión de las EPS en materia de medición y control domiciliario. También son importantes los niveles de perdida de agua que se registran en los usuarios, así como, la proporcionalidad del consumo en los distintos ámbitos territoriales, en términos de cantidad de litros / por habitante al día, de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), una persona requiere de 100 litros de agua al día (5 o 6 cubetas grandes) para satisfacer sus necesidades, tanto de consumo como de higiene. Algunos distritos urbanos están muy por encima de esta necesidad básica.

Entonces, dada la coyuntura de los últimos años en que hemos tenido una economía en constante crecimiento y, por lo tanto, disponibilidad de capitales, hemos podido observar la inyección constante de recursos a las distintas EPS a través de proyectos de inversión, más aún, vemos que la prioridad del Ministerio plasmada en sus planes, sigue siendo más proyectos de inversiones, PMO, participación privada en determinados sectores, estrategias de cloración del agua en las zonas rurales.

Mi punto de vista es que, esta estrategia resulta interesante, sin embargo, más importante aún es que los esfuerzos deberían estar centrados en resolver los problemas de administración y gestión endémicos que hemos descrito. A decir, eliminar la injerencia política en las EPS, rediseñar los tamaños y modelos de las empresas. Hay 14 empresas con problemas de liquidez declarados, sus márgenes operativos por lo general son negativos, existen 24 empresas con problemas de solvencia y 1 empresa en proceso concursal.

Si queremos elevar los niveles de producción y abastecimiento de calidad de agua, así como, incrementar los niveles de tratamiento de aguas servidas, nuestros esfuerzos deben estar destinados a resolver los problemas elementales de gestión de una administración pública que, hasta la fecha, a pesar de las grandes inyecciones de dinero, no ha sido capaz de resolver.

Es decir, se requiere un nuevo enfoque, una nueva estrategia con mayor integralidad que desarrolle los aspectos de inversión, pero que este acompañada básicamente de:

  1. Rediseño de la estructura básica de las EPS: tamaño, modelo, funciones, capacidades, atribuciones, tomando en consideración su contexto social y el ámbito de actuación.
  2. Obligatoriedad de reinversión en redes y de programas de mantenimiento periódico y rutinario. Incremento de capacidades en operación.
  3. Incremento de capacidades en medición y recaudación. Reducción de informalidad y mal uso de redes a través de la participación de usuarios.
  4. Implementar estrategias  para reducir el uso de agua en materias distintas al consumo humano y sensibilizar para usar el agua según estándares establecidos.

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