Por: Carlos Alberto Aguilar Meza
Hemos comentado en varias ocasiones la relación que existe entre sistemas de información adecuadamente formulados e implementados y el potencial que generan para conocer el delito y la violencia en un país. Pero más allá del debate conceptual que genera la seguridad ciudadana y sus múltiples variables, existen elementos básicos de origen que necesitan ser analizados, con la finalidad de construir sociedades menos violentas y con mayor dinámica social.
Reza una propaganda formulada por las autoridades en Colombia: “El riesgo es que te quieras quedar”. ¿Por qué utilizan un elemento que caracterizó por años a este país? Muy simple. Modificaron su estrategia para combatir los delitos y la violencia en reducir los riesgos. Modificar su estrategia significó construir una sociedad menos violenta, basados en lo que llaman Cultura, Moral y Ley.
Una familia culta es capaz de sostener una sociedad con solvencia en valores. Si esta falla, deberíamos tener una sociedad con suficiente moral para corregir los actos negativos de la familia. Sin embargo, si además falla la familia y la sociedad, deberíamos ampararnos en la Ley. En síntesis, debemos dedicarnos a construir familias sólidas para formar sociedades con condiciones que nos permitan desarrollar sostenidamente. La Ley es necesaria, pero únicamente en casos extremos. No debería ser la regla, sino la excepción.
En esa perspectiva, una tarea relevante en aras de construir familias sólidas es la importancia que le otorguemos al rol que cumplen los jóvenes. En el Perú de hoy, los jóvenes son la mayoría. Decimos que son el futuro, y por ello con mayor razón debemos otorgarles la importancia que se merecen.
Los jóvenes, en su transición hacia la adultez, necesitan únicamente dos elementos: Identidad y Reconocimiento.
El documento “La identidad del Adolescente. Cómo se Construye”, escrito por L.S. Eddy Ives, Pediatra, Directora médica del Centro Médico San Ramón-Barcelona, describe cuatro hitos para alcanzar la adolescencia: independencia de las figuras parentales, aceptación de la imagen corporal, integración en la sociedad a través del grupo y consolidación de la identidad… Dice, además, que el buen desarrollo de la identidad en el adolescente influirá posteriormente sobre los estadios post adolescencia (juventud, adultez, vejez) para que éstos a su vez se desarrollen de forma favorable.
El profesor Phllip Zimbardo de la Universidad de Stanford, en el año 1969, desarrolló la teoría de las ventanas rotas. Una de sus conclusiones dice: Si se permiten actitudes violentas como algo normal en niños y adolescentes, el patrón de desarrollo será de cada vez mayor, y cuando estos niños y adolescentes sean adultos actuarán de manera violenta, incluso de manera delictiva, pero sin reconocerlo.
En el Perú de hoy debemos potenciar el desarrollo individual de los jóvenes a partir de estos dos elementos claves: Identidad y Reconocimiento dentro de la familia y con la sólida participación del entorno, escuela y sociedad. El reto fundamental es desarrollar convivencia social en los jóvenes a través de oferta ocupacional en la casa, los colegios y los barrios, espacios donde pueda existir un ambiente adecuado, sano intercambio y dinámica social. De esta manera aseguramos realmente el futuro que anhelamos para ellos y el país.