Por: Carlos Alberto Aguilar Meza
El desarrollo de un país no debe ser declarativo. La primera acción para que el concepto nación se instaure es la integración de las etnias dentro de la vida y privilegios comunes de las mayorías, dentro del beneficio que puede significar el bienestar y el servicio público básico: salud, educación, saneamiento y transporte, entre otros.
Un claro ejemplo de cómo hacemos que ello no ocurra es cómo iniciamos procesos interesantes y relevantes para el desarrollo en comunidad que necesitamos, y con el transcurrir de los años los dejamos encarpetados.
El Acuerdo Nacional es un lamentable ejemplo. Lamentable, porque no le damos continuidad. Pero relevante por su propio contenido. Luego de un gran esfuerzo que tomó muchos años y muchos participantes, se logró determinar y concordar 35 Políticas de Estado, las que fueron agrupadas en cuatro ejes temáticos: (i) Democracia y Estado de Derecho; (ii) Equidad y Justicia Social; (iii) Competitividad del País; y (iv) Estado Eficiente, Transparente y Descentralizado.
El Acuerdo Nacional debería ser el eje integrador que el país necesita. El eje planificador de mediano y largo plazo que las demandas sociales reclaman. Solo requiere voluntad comunitaria para actualizar las políticas y convertirlas en obligatorias para todos los gobiernos.
Los presupuestos participativos son otro ejemplo de aquello que no debemos dejar de hacer, ni de darle continuidad. Es un esfuerzo comunitario que merece fortalecerse. Sin embargo, debería dejar de ser un ejercicio normativo para convertirse en un eje integrador de comunidades, distritos, provincias, regiones y, finalmente, la Nación. En ese orden, por cierto. Gobernar desde abajo hacia arriba. Con ello integraremos a las comunidades y a los grupos étnicos excluidos o autoexcluidos.
Tenemos 200 años escuchando:
- “El Perú es un mendigo sentado en un banco de oro”: Antonio Raimondi.
- “El Perú es un país adolescente”: Luis Alberto Sánchez.
- “El Perú es un puñado de desconcertadas gentes, esparcidas en un inmenso territorio”: Nicolás de Piérola.
- “El Perú es Madrastra de sus Hijos”: Blanca Varela.
- “El Perú es un país de muchas Leyes, pero sin Ley”: Alfredo Bryce Echenique.
Integremos al Perú de todas las sangres (José María Arguedas) y dejemos de ser una promesa de Nación. Desarrollemos es la primera convicción que debemos convertir en realidad.